viernes, 13 de noviembre de 2009

Primeiro Da Capital (PCC)





Primer Comando de la Capital
El Primeiro Comando da Capital es el mayor grupo del crimen organizado paulista. Fue formado en la cárcel Casa de Custodia de Taubaté (a 130 Km de San Pablo) en agosto de 1993. Su creación tuvo como objetivo la lucha contra la opresión dentro del sistema presidiario. Hubo un hecho adicional que lo justificaba: la muerte de 111 presos ocurrida el 2 de octubre de 1992 en la cárcel de Carandirú. El "Partido del crimen" reivindica públicamente mejores condiciones de reclusión para los presidiarios.
El PCC cuenta con una fortuna estimada en 51,7 millones de dólares, supera en poder de fuego y capacidad de tráfico de drogas al Comando Vermelho, el cartel que controla la distribución de droga en Río de Janeiro. Concentra su poder casi exclusivamente en San Pablo, un estado que tiene 140.000 presos, el 40% de la población carcelaria de Brasil. Se cree que el "Partido" -como lo llaman sus miembros- cuenta con unos 1.500 miembros, aunque antiguos dirigentes lo elevan a 20.000.
En febrero de 2001 protagonizó el mayor motín carcelario en toda la historia del país. Por lo menos 19 reclusos murieron en la docena de prisiones paulistas que participaron de la rebelión. La agrupación narco también es conocida como "15.3.3.", números que aluden a las letras del alfabeto (la decimoquinta (P) seguida dos veces por la tercera (C)).
Actualmente su jefe es Marcos Willians Herbas Camacho, de 38 años, conocido como "Marcola" o "Playboy", quien se encuentra preso por robo a bancos. Camacho se convirtió en el jefe máximo del PCC en 2002, luego de una guerra interna en la que su ex mujer fue asesinada. Entonces cambió los secuestros por el tráfico de drogas, lo que le permitió obtener mayores ganancias.
El 13 de mayo de 2006, El PCC comenzó varios ataques contra la Policía de San Pablo, luego de que las autoridades dispusieran el traslado de Camacho y otros cabecillas, a una cárcel de máxima seguridad en el interior del estado. El enfrentamiento duró más de 5 días, dejó un saldo de 150 muertos y motines en más de 55 prisiones.
Los asesinatos contra policías fueron ejecutados por criminales en deuda con el PCC, conocidos como benladens. Reciben este nombre porque hacen el papel de hombre bomba para cometer acciones de alto riesgo. Cuando el PCC planea una acción, activa a los benladens desde las prisiones mediante celulares. Quien prefiere no ejecutar la orden tiene que conseguir el dinero para pagar la deuda de inmediato.
El PCC tiene un estatuto riguroso. Los socios -los presidiarios y buena parte de la delincuencia paulista que no está en organizaciones menores- tienen que pagar 50 reales de mensualidad en Los que están libres pagan 500. Para ingresar al "Partido" hay que ser presentado por otro socio. La mensualidad es una especie de seguro del crimen: con ese dinero se garantiza protección, contactos y hasta un eventual rescate de algún presidio, cuando la jerarquía lo vale.
El "Partido" contaría con entre cuatro y seis tesoreros que administran las finanzas de todo el grupo. "Marcola" tomó la decisión de descentralizar el manejo de las finanzas en 2005, después de que la policía detuvo al único tesorero del "partido del crimen". Se cree que cada tesorero utiliza las cuentas legales de familiares de presos que tienen deudas con el PCC. Si son descubiertos, los testaferros pagan por el crimen, sin comprometer al resto de la estructura financiera ni denunciar a los verdaderos propietarios de las cuentas.
Comunicándose por celular desde sus celdas, los tesoreros les ordenan a los propietarios de las cuentas que transfieran, cobren o paguen. Es en esas cuentas donde los miembros del PCC -los afiliados al "sindicato"- hacen sus depósitos.
Uno de los códigos del estatuto del PCC sostiene: "El partido no admite mentiras, traición, envidia, codicia, calumnia, egoísmo, intereses personales, y sí la verdad, la fidelidad, la hombría, la solidaridad y el interés común para el bien de todos, porque somos todos para uno y uno para todos".


La historia del PCC está plagada de historias macabras. Los adversarios suelen ser asesinados en las prisiones y quienes violan los códigos son decapitados. El líder anterior a Camacho fue eliminado al mejor estilo mafia: asesinado a golpes por sus propios laderos, tras una reunión en el patio de la penitenciaría.



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